Sudoku, la nueva "droga" de los Estados Unidos
El juego consiste en rellenar una cuadrícula de 9 por 9 celdas (un total de 81 casillas), dividida en grupo de 3 por 3 con las cifras del 1 al 9, partiendo de algunos números ya dispuestos en algunas de las celdas.
La clave del puzzle, que desde 2005 se publica en cada vez más periódicos del Reino Unido, Estados Unidos y España, es que no se debe repetir ninguna cifra en una misma fila, columna o grupo.
Con esa metodología, el sudoku se ha convertido en un juego tan adictivo como lo fueran en los 80 el cubo de Rubik o en la década pasada el Tamagotchi, la mascota virtual japonesa.
La 'sudokumanía' bien puede responder a que no se necesita ser un experto en matemáticas para resolver el acertijo, a que es universal al funcionar con números y no con un alfabeto, a que da satisfacción al ser terminado y a que se puede llevar en un bolsillo o jugar mientras se espera en un consultorio dental.
El furor también podría tener una razón acaso más existencialista, ya que el sudoku parte de la eliminación de jugadas 'no posibles', y en los tiempos actuales muchas personas buscan filtrar o destilar complicaciones diarias hasta alcanzar la claridad mental.
Pero esto no era lo que tenía en mente el responsable de que haya alcanzado fama mundial, el neozelandés Wayne Gould, un juez jubilado de 60 años.
Tras descubrir y quedar cautivado por el sudoku en una librería japonesa, Gould se propuso desarrollar un programa de ordenador para producirlos rápidamente y ofrecerlos luego a los periódicos del Reino Unido, los que publican más crucigramas y otros pasatiempos.
Desde su primera aparición en 'The Times' en noviembre del 2004, el sudoku ha pasado a ser el puzzle más jugado en la actualidad, y ha pasado de los diarios a libros, versiones para Internet y vídeo-juegos.
El sudoku tiene incluso su campeonato mundial, que se celebró por primera vez en marzo pasado en Italia, con la participación de 22 países y Gould como estrella principal.
Pero la historia de este rompecabezas numérico -que podría pronto pisarle los talones a los crucigramas y sopas de letras en cuanto a divulgación-, comienza realmente en Nueva York en 1979.
En aquel entonces, la empresa Dell Magazines publicó este juego ideado por Howard Garns bajo el nombre de 'Number Place' ('El lugar de los números' o 'Colocación de números').
Tiempo después, Maki Kaji, un japonés visionario de 53 años de edad al que -dicen- le gusta la bebida y se gasta su fortuna en carreras de caballos, casinos y viajes por el mundo, exportó el sudoku a Japón por medio de la editorial Nikoli.
El fenómeno editorial del sudoku comenzó allí con su publicación en el periódico 'Monthly Nikolist', en abril de 1984, bajo un título japonés que podría traducirse como 'los números deben estar solos', que luego se abrevió a 'Sudoku' ('su', número; 'doku', solo).
A partir de entonces, la moda del sudoku ha contagiado de tal modo a países como Reino Unido que el diario 'The Independent', de Londres, informó de que en 2005 hubo un aumento del 700 por ciento en las ventas de lápices.
Si más estadísticas sirven de guía, una búsqueda en Google de la palabra sudoku arroja 123 millones de resultados, mientras que, según la revista especializada en la industria editorial 'Publisher's Weekly', en 2005 se publicaron 23 libros de sudoku en EEUU, con ventas de 5,7 millones de copias.
Según el diario 'The New York Times', la fiebre es tal que en noviembre pasado la aerolínea British Airways envió un memorándum a su tripulación de cabina en el que prohibía llenar sudokus durante las operaciones de despegue y el aterrizaje.
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